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Cuarto de la Almanxarra |
CUARTO REAL DE SANTO DOMINGO
Un gran torreón de la muralla musulmana de Granada que encierra un maravilloso salón, enriquecido con pavimento de mármol, azulejos y yeserías en sus muros y hermosa armadura de madera en su techo, es lo que queda de una antigua Casa Real almohade del s.XIII, así como la conservación de la antigua huerta la "Almanxarra", excepcional pulmón de verdura en el apretado casco urbano actual.
UBICACIÓN En el histórico barrio del Realejo, entre la Plaza de los Campos, Cuesta de Aixa, Cuarto Real de Santo Domingo y Seco de Lucena, nos encontramos con esta obra singular de nuestro pasado hispanomusulmán: el Palacio de Almanxarra o Cuarto Real de Santo Domingo. El nombre del barrio -Realejo, antes Al-fajjarin o Alfareros-, al parecer, alude a las huertas reales -Almanxarra Mayor y Menor- que allí se ubicaban, perteneciente a las familias nazaríes. Nombre de estas con el que también se conoce al lugar que nos ocupa en este trabajo. Rodeado en la actualidad de jardines, se encuentra este edificio enmascarado por una construcción posterior del s. XIX, lo que hace que su visión no sea posible hasta penetrar dentro de ella, al fondo de cuyo vestíbulo nos encontramos con la portada de acceso al Cuarto Real.
DATOS HISTÓRICO-ARTÍSTICOS La ciudad de Granada conoció a partir del s. XIII, con la instauración de la Dinastía Nazarí -Alhamar fue su fundador- una época de gran florecimiento en todos los aspectos y por tanto también una gran expansión demográfica. Consecuencia de ello es la aparición de nuevos arrabales (barrios extramuros de la medina). A los formados en época zirí -s.XI- como la Medina -en torno a la actual catedral, antes Mezquita Mayor- y la Alcazaba Qadima- en el Albayzín-, se añadirán otros: Alfareros, Antequeruela, Nayd..., aparte de construirse la ciudadela de la Alhambra, como ciudad palatina de la nueva dinastía, centro de administración y residencia real del último reducto musulmán en la Península: el Reino Nazarí de Granada, que comprendía las actuales provincias de Granada, Almería y Málaga. Como era habitual en las ciudades hispanomusulmanas, los arrabales se rodeaban de murallas y en éste que nos ocupa, será en el reinado de Muhammad II, hijo de Alhamar, cuando se construya, enlazando con Torres Bermejas -ésta enlazaba a su vez con la Alcazaba de la Alhambra- y, tras circundar el barrio, terminar en la Alhambra. Se abren en ella puertas de acceso: Puerta de los Alfareros -que comunicaba con la Medina-, Puerta del Pescado y Puerta de los Molinos. Por esta zona, hasta el río Genil, se extendían huertas y palacios, utilizados como lugares de recreo y expansión de los monarcas. Escritores árabes de la época, como Al-Umari, Ibn Battuta, Ibn al-Jabib..., nos narran su belleza. Desgraciadamente poco queda de ellos, sólo parte del Alcázar Genil -situado en el margen izquierdo del río Genil, junto al actual Palacio de Congresos- y también parte del Cuarto Real de Santo Domingo. Tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos, estas propiedades fueron compradas y la zona que nos ocupa se la cedieron a la Orden Dominicana, que fueron sus propietarios hasta que pasó a manos de particulares y finalmente ha sido adquirido por el Excmo. Ayuntamiento de Granada. Construido sobre el adarve de la muralla que rodeaba el barrio de los Alfareros -hoy Realejo-, junto con el Palacio de Abencerrajes -en el secano de la Alhambra- y la Casa de los Girones -en la vecina calle de Santo Domingo- es el único testimonio de arquitectura residencial granadina del siglo XIII. Su importancia para el posterior desarrollo del arte nazarí granadino -así como peninsular y marroquí- es extraordinaria, ya que supone, tanto desde el punto de vista decorativo como arquitectónico, inicio y modelo de las realizaciones palaciegas de la Alhambra: Comares, Cautiva, Machuca, Generalife... y Alcázar Genil. Hasta nuestros días sólo ha llegado parte de lo que fue residencia real, pero se piensa que había otras edificaciones anexas. En las obras de artistas extranjeros, como Murfhi -en "Antigüedades árabes de España", de 1813- y Girault de Prangey, aparecen ilustraciones de dicho palacio; concretamente Murfhi nos presenta el pórtico que antecedía al salón regio: de cinco arcos separados por columnas pareadas. Del estanque o alberca que habría delante del pórtico -como vemos en el Patio de los Arrayanes de la Alhambra- sólo queda la fuentecilla que vertería su agua en la alberca, ubicada hoy día en otro lugar del jardín, concretamente antes de entrar en la casa, junto a una alberca de nueva creación. La construcción que podemos ver presenta planta tripartita: salón central y dos alcobas laterales. Su entrada se realiza a través de un gran arco de medio punto con estrellas de ocho puntas en las albanegas. Las jambas se recubren con mármol, zócalo de alicatado, azulejos de reflejo metálico y friso de mocárabes; el intradós -parte interior del arco- con decoración de ataurique. El módulo arquitectónico es la sala cuadrada, llamada "qubba", de gran altura, coronada por linterna en la que se abren cinco ventanas con celosías en cada lado, y sobre ella el techo de madera -armadura de limas moamares- formado por cuatro paños inclinados -faldones- y otro horizontal en el centro -almizate o harneruelo-. Este espacio regio que aparece en todas las construcciones reales hispanomusulmanas tuvo su origen en Oriente. En el muro del fondo -que da a la calle- se abren tres huecos: el central, más ancho y alto lo forma un arco de medio punto, enmarcado por alfiz, que acoge otro arco acortinado y en su interior arcos geminados sobre columnilla central y celosías, similares a la de los vanos laterales y tribunas laterales del salón. Los huecos laterales, más pequeños, tienen arcos de medio punto agallonados y en su interior vanos adintelados. Todo el paramento en que se abren dichos huecos, aparece bellamente ornado con zócalo de alicatado y yeserías, con epigrafia y decoración geométrica y vegetal. A las alcobas laterales se accede por puerta adintelada de madera -cuyas hojas reproducen las puertas que tenía la entrada al salón-, pero en origen se haría a través de arcos geminados, como en Alcázar Genil. Estos fueron tapiados, en el s. XVI, quizás para adaptar este espacio a capilla de los dominicos, a lo que también se debería las tribunas con celosías que hay encima. Hecho similiar acaeció en el Mexuar de la Alhambra, convertido por los Reyes Católicos en capilla. La alcoba del lado izquierdo presenta ventana al exterior y techo plano de obra, quizás modificaciones posteriores; la alcoba de la derecha, de idénticas características, conserva aún los estrados a ambos lados, y se comunica con el resto de la casa mediante una puerta.