Granada  Solidaria
El Pais




Sábado
9 noviembre
1996 - Nº 190

INTERNACIONAL

                 

Dados por muertos tres misioneros maristas españoles en Zaire

ALFONSO ARMADA ENVIADO ESPECIAL , Gisenyi
Tres misioneros maristas españoles encontraron la muerte ayer en el campo de refugiados de Nyamirangwe, cerca de Bukavu, capital de Kivu sur. La casa central de los hermanos maristas confirmó desde Roma la muerte de Servando Mayor García, de 44 años, natural de Hornillos del Camino (Burgos), que estaba en Zaire desde el pasado septiembre, y Miguel Ángel Isla Lucio, de 53 años, natural de Villalaín (Burgos), que sólo llevaba 15 días en el país. Mapa de situación


Miguel Ángel Isla, uno de los asesinados,
con unos niños en Bukavu. (Efe)
Los Hermanos Maristas confirmaron por la mañana también la muerte de Julio Rodríguez Jorge, de 40 años, de Piñel de Arriba (Valladolid), pero horas después se desmentía la muerte de éste. Un cuarto religioso marista, Fernando de la Fuente, de 53 años, está desaparecido.

La Oficina de Información Diplomática (OID) confirmó la muerte de tres maristas por cuatro fuentes, dos de ellos identificados como Servando Mayor y Miguel Ángel Isla. No se conoce aún la identidad del tercero. Sin embargo, otras personas en la zona no pudieron confirmar anoche a este enviado la muerte de los tres religiosos.

La confusión reinaba ayer sobre la identidad del tercer religioso asesinado. No había ninguna certeza de cómo murieron los misioneros, que se dedicaban a paliar las terribles condiciones de vida de los cientos de miles de refugiados ruandeses en la zona. No obstante, la casa central de los Hermanos Maristas apuntaba a que todo hace pensar que se trata de un «crimen realizado por alguno de los grupos armados que actúan en este momento en la región, ya sea de origen zaireño o de las antiguas milicias ruandesas en desbandada».

Los misioneros trabajaban desde septiembre de 1994 en el campo de refugiados de Nyamirangwe, que alberga unos 21.000 refugiados, y donde había sido organizada una red de escuelas primarias y secundarias, actividades culturales y religiosas para 6.000 niños y jóvenes.

En la región de Bukavu residen unos 50 religiosos españoles que a hasta ahora se han negado a ser evacuados por considerar que en la trágica situación que se vive en la zona deben permanecer allí para ayudar a la gente, hambrienta y sin agua potable.

De la repatriación de los cadáveres ha sido encargado el embajador de España en Tanzania, José María Sanz-Pastor Mellado, por serle más factible la comunicación con la zona donde radica el conflicto que al embajador de España en Kinshasa, la capital zaireña, situada a unos 1.500 kilómetros de Goma y Bukavu, las dos únicas poblaciones con aeropuerto, ahora cerrados y bajo control de los rebeldes tutsis. La intención del embajador, según la OID, es volar hasta Kigali (Ruanda) y desde allí viajar hasta la frontera con Zaire y mediante un salvoconducto poder llegar hasta Bugove, a 20 kilómetros de Bukavu. Allí se encuentra el convento de los maristas asesinados, donde se presume que deben estar los cuerpos.

Cinco días desaparecidos

Fuentes de Médicos sin Fronteras (MSF-España) aseguraban ayer en Kigali y Cyangugu, ciudad ruandesa situada a la altura de Bukavu, que los misioneros llevaban al menos cinco días desaparecidos, y las sospechas pronto empezaron a cobrar fuerza dados los combates que desde hace tres semanas enfrentan a rebeldes tutsis y tropas zaireñas, y a la gran cantidad de milicias y grupos de salteadores que han convertido el este de Zaire en un cenagal de muerte y sufrimiento.

Tampoco estaba claro el lugar donde supuestamente fueron asesinados los misioneros. Mientras algunas fuentes desde Madrid y Roma aseguraban que murieron en su convento de Bugove, al sur de Bukavu, otras en la región señalaban que perdieron la vida en medio de varios refugiados que intentaban ponerse a salvo en el campamento de Nyabirangwe.

Mientras el último informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) de fines de septiembre pasado aseguraba que en el campo se encontraban cerca de 21.000 refugiados hutus ruandeses, la fuga masiva desencadenada por los combates entre banyamulenges de un lado y tropas zaireñas de otro en Uvira y Bukavu habían elevado la población total del campo a cerca de cien mil personas. Hasta 300.000 personas huyeron al interior de Zaire ante los combates iniciados en Kivu sur hace tres semanas. Por el momento, los banyamulenge, que según todos los indicios cuentan con el apoyo del Ejército tutsi ruandés, controlan Bukavu, Uvira y Goma, y han empujado hacia el interior al Ejército zaireño, apoyado por las milicias hutus (los temibles interhamwe) y el antiguo Ejército zaireño. Al norte de la región, más de un millón de refugiados y centenares de miles de campesinos locales están condenados a menos que una urgente intervención humanitaria permita llevarles ayuda de inmediato. En cualquier caso, aseguraron ayer fuentes de ACNUR «ya será tarde para muchos de ellos».

«Una tragedia»

También ha sido tarde para los misioneros asesinados. Para el religioso Pablo Ruiz Escudero, que ha pasado 25 años de su vida entregado a África y que hace apenas ocho días salió de Bukavu, "lo ocurrido es una verdadera tragedia", y más teniendo en cuenta las labores educativas y la dedicación a los refugiados hutus en la región de Kivu sur que desempeñaban los tres misioneros muertos.

Responsables de varias organizaciones no gubernamentales coincidieron ayer en Gisenyi con la impresión de los maristas españoles de que "los rebeldes tutsis y las tropas zaireñas están limpiando la región y no quieren testigos".

Mientras el hambre ha empezado a golpear con furia a la población de Goma, fuentes periodísticas señalaron que los interhamwe (las milicias hutus que tan copiosamente mataron en el genocidio de 1994) están tomando a niños de los campos como rehenes para utilizarlos como escudo en caso de avance de los rebeldes con el apoyo de Kigali.

El Programa Alimentario Mundial (PAM) de las Naciones Unidas tiene reservas de comida para atender inmediatamente a 250.000 personas y más de 200 vehículos para el transporte de aquéllas.

España, a la espera de una resolución de la ONU para intervenir

EL PAÍS / AGENCIAS , Madrid
El Gobierno español se pronunciará definitivamente sobre la intervención de fuerzas internacionales en Zaire una vez que adopte una resolución al respecto el Consejo de Seguridad de la ONU. Según fuentes diplomáticas, «si hay resolución, España será el primer país en hacer algo».

En su reunión de ayer, el Consejo de Ministros expresó su «profunda preocupación» ante el drama humano de Zaire y reiteró su llamamiento a la comunidad internacional para que se ponga urgentemente en marcha un mecanismo de asistencia «que evite el deterioro irreversible de la situación».

El Gobierno recordó la iniciativa recogida en la declaración hispano-francesa de Marsella, que propone aportar medios humanos y materiales -España aportaría unos 1.000 soldados- a una «operación temporal de carácter humanitario dirigida a ayudar a las poblaciones desplazadas», cuyo desarrollo debería ser acordado por el Consejo de Seguridad de la ONU, con el apoyo de la OUA.

El portavoz citado expresó el deseo del Gobierno de que todas las partes afectadas alcancen un acuerdo que permita la inmediata puesta en marcha de esa iniciativa y recordó que España ya ha dispuesto el envío a la zona de dos aviones con más de 38.000 kilos de ayuda humanitaria de emergencia. Un avión Hércules C-130 de las Fuerzas Aéreas españolas voló ayer con 12.000 kilos de ayuda (tiendas de campaña, mantas, conservas, medicamentos ...) rumbo a Kinshasa (Zaire), donde está previsto que llegue mañana, ya que el avión hará escala en Bamako (Malí). Un segundo vuelo salió ayer para Zaire con otras 26 toneladas de ayuda.

El mayor problema ahora en la zona del conflicto es hacer llegar la ayuda a los cientos de miles de desplazados que deambulan por la región hambrientos y sin protección alguna. La ayuda humanitaria internacional se está almacenando en Ruanda, Uganda y Tanzania a la espera de que la comunidad internacional decida intervenir de manera efectiva para abrir pasillos humanitarios por donde poder distribuir alimentos, medicinas, agua potable, tiendas de campaña y ropa.

La Conferencia Episcopal Española también se expresó ayer, a través de su secretario general, José Sánchez, a favor de la intervención de una «policía internacional» para garantizar la llegada de la ayuda humanitaria a los desplazados.


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